miércoles, 17 de julio de 2019


Resumen de los fugitivos
El rastro moría al pie de un árbol. Había un fuerte olor a negro. Perro estaba cansado y pensó que tal vez cimarrón estaba escondido arriba, pero ya no pensaba tanto en eso pues ahora olía a hembra.
Perro se volteo cayendo sobre sus patas. Las campanas del ingenio, lo enderezaron las orejas. A veces olía a negro, luego se echó a correr hacia el monte, olía a hembra pero se perdía en las hojas. Perro se desvió de la pista invisible, para arrojarse sobre un hurón. Pero se detuvo de súbito, unos ladridos descendían de la montaña, no eran los de la jauría del ingenio, se oía una gran batalla y echó a correr en sentido inverso; olía a negro, ahí estaba el negro, y cuando estaba por arrojársele, los ladridos de la montaña lo obligaron a dejarlo vivo por temor.
Luego se fuero adormir juntos y en la mañana de un salto se levantaron por el hecho de haber dormido juntos. El perro ansioso de tomar dueño siguió a cimarrón, ahora ya no olía a hembra ni a negro, sino blanco; había que huir.
Perro y cimarrón echaron de menos las comodidades de la hacienda pero se empezaron a acostumbrarse al campo; en el monte había frutas y por suerte hasta perro sabía comerlas.
Se quedaron en una caverna como casa pero se tuvieron que ir pues perro al escarbar un hueco encontró un cadáver. El miedo los dirigió a otra más pequeña donde cimarrón cabía de andando de cuatro patas pero era mejor que aquella casa llena de cadáveres. Al ver que ya no venían batidas decidió cimarrón acechar la carretera principal esperando algo mientras perro jugaba entre las plantas. Un día un carruaje apareció y ya que perro tiempo que no sentía ser más rápido que los caballos corrió ladrando y mostrando los dientes al párroco y el calesero, al momento se volcó y el suelo se cubrió en sangre.
Negro estaba por castigar a perro pero vio que no todo era malo pues se cogió las pertenencias de los difuntos y volvieron al monte. La primavera los sorprendió, ambos tenían un pésimo ingenio, mientras perro mataba insectos cimarrón esperaba más que nunca. Ese día no hubo nada así que fueron a la hacienda y cimarrón se hecho sobre una negra y cayo los gritos; perro detuvo a la perra inglesa que se encantó con el olor de perro.
Cimarrón era cada vez más imprudente, acechaba a cualquier hora, estaba viviendo en un sobresalto. Pasada la crisis primaveral, perro se mostraba oposición a los pueblos. Un día cimarrón entro a  casa de una mondonguera, y luego lo sacaron desnudo, perro oyó al mayoral del ingenio y salió corriendo.
Sentado en una cornisa la tristeza dominaba a veces a perro pues ya no era lo mismo. Cazando sin cesar se había hecho más tolerante. Llegando otra vez la primavera se olía a hembra y esta vez siguió el rastro y se encontró con los jíbaros en una batalla derroto al más viejo y se fue con la perra gris. Junto con los gris cazaba, y en bandada siempre cuando era un venado era tarea de días pero siempre lo mataban. Los perros combatían entre sí por las hembras.
De pronto el hombre apareció, de inmediato perro reconoció a cimarrón pero recordando la vieja consigna mayoral dio un salto y le mordió el cuello. Ahora como no olía a hembra los jíbaros descansaban mientras perro y la perra gris se divertían como nunca. Al fin dio la orden y se perdieron en lo alto de las crestas arboladas

1 comentario:

  1. Estimado Omar
    POr favor parafrasea el texto, pareciera que haz escrito el texto como si fuera copia fiel del libro.

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